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Channel: Tres pompones
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Estrellas articuladas

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Una de las cosas que más me gustan de organizar entre las cuatro estas 24 ideas para Navidad es ver las cosas que hacen mis compañeras. Espero impaciente que me lleguen los correos y las fotos para poder echar un vistazo a sus ideas. Siempre hay una lista, pero ver finalmente cómo han hecho lo que era un montón de palabras en una hoja de papel me emociona. Es como si fuera la mañana de Reyes todos los días. Hoy es Carla la que nos deja una idea y me encanta, ¡da muchísimo juego! Corred a su blog para ver cómo hacerlo.

Atrapasueños con pompones

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Cerramos los primeros cuatro días con Ari, que está descubriendo su obsesión por la lana y nos ha montado un precioso atrapasueños navideño. Lo puedes hacer con lo que tengas en casa y el resultado es genial y muy personalizable. Corre a ver cómo lo ha hecho ella.

Cubretazas de ganchillo

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En Navidad nos llenamos la boca con muchas palabras. Palabras bonitas que a lo mejor en otras épocas del año no usamos tanto. Y una de las más habituales, que sale hasta en el anuncio de la lotería, es compartir.

No seré yo quien haga una sesuda disertación sobre el significado de la palabra compartir, pero lo que sí que tengo muy claro es que compartir no es consumir desmesuradamente ni añadir nombres a la lista de personas para las que pides regalo a Papá Noel o los Reyes Magos.

Compartir es más bien pensar en la gente que tienes a tu alrededor y dedicarles tiempo. Puede ser invitándolos a tu noche de cine navideño con chocolate caliente o quedando con ellos para ir a patinar sobre hielo. Pero también puede ser preparándoles un detalle con las manos, un regalito casero (unas galletas, una hogaza de pan, una bufanda) hecho con cariño y sin esperar nada a cambio.



Y por eso, en las 24 ideas para Navidad me encanta pensar en cosas para regalar, en detalles para compartir con los demás. En pasarte una tarde horneando galletas de todo tipo con los niños o con tus mejores amigas y preparar paquetitos para todos los vecinos. O preparar adornos de Navidad o tarjetas caseras y dejarlos en la plaza para que los encuentre cualquiera. O dejar unas estrellitas de madera talladas por ti en la bandejita de la cuenta en tu bar favorito.

Este año hemos hecho cubretazas navideños de ganchillo. Tazas que se van a convertir en un regalo para las maestras de los pompones rellenas de galletitas caseras e infusión navideña.



Es un proyecto fácil y agradecido que se termina en un par de horas y queda muy bonito. Venga, que te cuento cómo hacerlo.

Necesitas:

Hilo de algodón en tres colores (navideños o no, eso depende de ti), aguja de ganchillo del 3 o 3,5 (el que te resulte más cómodo; yo lo he hecho con un tres), aguja lanera, aguja e hilo de bordar, dos botones, una taza (lo más recta posible).

Lo primero que tienes que hacer es una cadeneta con uno de los colores. Tienes que tener un número de cadenetas divisible por 3 más uno. Compara la cadeneta con el lado de tu taza, en vertical. Recuerda que no tiene que cubrirla del todo, porque si no, no podrías beber sin comerte la funda al mismo tiempo.



Yo he montado 19 cadenetas (18, que es divisible entre tres, más una).

Haz una cadeneta más para ganar altura y dos puntos bajos en la cadeneta 19. Luego haz una cadeneta, salta dos puntos y haz tres puntos bajos en la cadeneta 16.



Es decir, se trata de hacer todo el rato tres puntos bajos y una cadeneta. Los puntos bajos los harás cada tres puntos, dejando dos puntos vacíos entre grupos de puntos bajos.

Cuando llegues al final, habrás trabajado toda la cadeneta inicial.

Cambia de color, pero sin cortar el hilo del color anterior. Esto es súper importante, vamos a trabajar con los tres colores sin cortar ningún hilo hasta el final.

Mi segundo color es el rojo.



Ahora vamos a trabajar en los huecos que quedan entre los grupos de tres puntos bajos. Para hacerlo, trabajaremos primero tres cadenetas y luego tres puntos bajos en el hueco que queda entre los racimos blancos.

Lo trabajamos hasta el final. Cuando lleguemos al final de la vuelta haremos un punto bajo en el primer punto del racimo del color anterior.

Sin cortar el hilo añadimos el tercer color. Lo trabajamos en los huecos entre los racimos nuevamente. Esta vez no hay que hacer tres cadenetas, porque tenemos el hueco justo al lado, así que solo tenemos que subir una cadeneta y empezar a trabajar en los huecos.



Al llegar al final de la vuelta, cambiaremos de color. No nos tenemos que acordar del orden, porque siempre cogeremos el hilo que nos esté esperando a ese lado. En este caso, recuperamos el blanco.

Trabaja así constantemente hasta que tengas el largo necesario para cubrir la taza, dejando el asa sin cubrir.

En esa última vuelta, en lugar de cambiar el color, haz una segunda pasada con el mismo, pero haciendo un punto bajo en cada punto.

Decide la posición de los botones según la colocación de tu asa. Prepara las lazadas para atar el botón haciendo veinte cadenetas y volviendo a cerrarlas en el punto siguiente. Ojo, si tu asa es muy fina, quizás quieras hacer menos cadenetas. Puedes hacer un poco de prueba y error hasta estar contenta con el resultado.

Acaba la vuelta y cierra el cubretazas. Solo te queda esconder los hilos con una aguja lanera y añadir los botones con la aguja y el hilo de bordar.



Abriga bien la taza, llénala de tesoros (moneditas de chocolate, bastones de caramelo, galletas caseras o incluso unos guantes, una tarjeta o un adorno para el árbol) y déjala en el buzón, en la puerta de casa o en la mesa de alguien a quien quieras mucho. Tú decides si le dices que se la has hecho tú o no.

Carta a los Reyes Magos

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Hay que estar preparados y dejarles las cosas claras a Sus Majestades desde principios de diciembre, para que puedan organizarse y traernos unas cuantas cosas de nuestra lista. Carla nos trae hoy un descargable, una Carta a los Reyes súper bonita que puedes imprimir las veces que quieras, por si necesitas que el mensaje les llegue alto y claro en diversas ocasiones.

Centro de mesa

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¿Eres de grandes comilonas con la familia? ¿O de cena íntima? Sea como sea, estos días hay mil oportunidades de poner la mesa y decorarla. Yo soy un poco patosa, pero Ari tiene muy buen gusto (nos lo demuestra todas las semanas en Demodé) y nos ha traído un centro de mesa con piñas que puedes poner incluso en un rincón cualquiera para aumentar instantáneamente dos puntos el espíritu navideño.

Cuello para regalar

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Que no falte algún otro regalito para maestras, amigos invisibles, vecinos o amigos. Que corra la lana y que corran también las cosas hechas a mano. Laia se ha currado un cuello abrigadito para que quedes genial... pero que también puedas hacer rápido por si tienes que hacer producción en masa. Ve a verlo!

Campanas de arcilla polimérica

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Sinceramente, no soy persona de arcilla. A ver, me encanta la arcilla, me parece preciosa, pero no la sé tratar y no la sé usar bien. Por eso cuando estalló el boom este de la arcilla polimérica, lo miré desde una respetuosa distancia, consciente totalmente de que eso no era para mí.

Pero la cabra tira al monte, que dicen, así que en mi compulsión crafty compré esas pequeñas pastillas que parecen chocolatinas para probar. Y confirmé mis sospechas: soy totalmente inútil.

Eso no me ha impedido hacer campanas este año, porque, a quién quiero engañar, no acepto que las cosas no sean para mí, sino que me arrastro y pataleo y pruebo una y mil veces hasta que finalmente admito que no, no es para mí, eso sí, con conocimiento de causa.



La arcilla polimérica tiene un montón de colores bonitos. Para las campanas fui un poco sosa, ya lo sé, pero las fiestas traen tanto color en sí mismas que me apetecía algo neutro que pudiese combinar con el espumillón y con las bolas de colores diversos que hemos ido acumulando con los años.

De cada pastilla de arcilla polimérica me salieron cuatro campanitas: una por cada barrita.

¿Cómo se hacen? Pues venga, vamos a ello.

Necesitas:

Arcilla polimérica, cuerda o hilo, cascabeles o cuentas de madera, herramientas para arcilla o un palillo chino y un palillo pequeño para hacer el agujero.



Haz una bolita con la cantidad de arcilla que quieras usar. Ya te digo que yo usé una barrita para cada una, pero va a gusto del consumidor. Trabájala con ganas, porque lo malo que tiene este tipo de arcilla es que es bastante dura.



Cuando tengas la bolita bien formada, sin ninguna grieta en la superficie (¡Esto es importante! Si tienes grietas aplasta la bola encima de la grieta y vuelve a formarla.) coge tus herramientas para la arcilla o el extremo más fino de un palillo chino e introdúcelo en la bola. Mueve suavemente el palillo con movimientos circulares o cónicos, para ir ensanchando la campana.



Cuando tenga forma de tubo abierto a un lado, ya puedes dejar las herramientas y empezar a darle forma con la mano, es mucho mejor y más fácil, y el aspecto final es mucho más bonito.



Recuerda que lo chulo es que sean campanas irregulares, porque eso es lo que las diferencia de las producidas en masa: que les has dado forma tú, con las manos, a cada una de ellas. O a lo mejor esto es solo la excusa que uso para justificar que no haya dos campanas iguales en mi arsenal...



Hazle un agujerito con un palillo en la parte superior.

Sigue las instrucciones del fabricante de la arcilla para hornearlas, pero en general la arcilla suele hornearse a baja temperatura (130 grados) entre 15 y 30 minutos.



Cuando ya estén frías y hayas comprobado que están bien cocidas y duras, puedes pasar a ponerles dentro el cascabel o la cuenta de madera. La verdad es que si fueran de porcelana o si yo fuese más hábil y las hiciese mucho más finas, las campanas sonarían maravillosamente bien con una cuenta de madera. Como soy consciente de mis limitaciones, yo les puse cascabeles, para que sonaran por algún sitio.

Yo usé cordel grueso. Hice un nudo para hacer de tope por dentro de la campana, y até el cascabel en el extremo.



Después, solo me quedó trenzar los hilos e ir añadiendo campanas, aunque tú puedes colgarlas de una en una en el árbol, por ejemplo, o agruparlas en un racimo y atar con ellas unas ramas de eucalipto o de acebo.

Sea como sea, fácil, divertido y apto para hacer con niños o amigos a los que les den miedo las manualidades o sean inútiles con la arcilla.

Moco dorado

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Hay proyectos por los que tengo debilidad y el blandiblub es uno de ellos. Ya sabéis que hicimos nuestra propia versión luminiscente hace algún tiempo, pero el moco dorado de Carla me parece increíble. Asqueroso y precioso al mismo tiempo :) Y no, no es únicamente para niños. Pruébalo y me cuentas si no te has pasado horas tocándolo, haciéndolo sonar y disfrutando de la textura. Lo que llega a relajar el blandiblub.

Angelitos con pinzas

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Siempre me han encantado las pinzas redondas para la ropa. Me recuerdan a Tom y Jerry, no lo puedo evitar. Y tengo algunas en casa, pero nunca había sabido qué hacer con ellas... hasta hoy. Porque Ari nos trae esta idea que me parece súper bonita y muy fácil de hacer. Corre a su blog a ver cómo puedes hacer estos angelitos y qué puedes hacer con ellos.

Coronas decoradas

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A Papá Noel lo quiero mucho, pero los Reyes... Los Reyes me encantan tanto que no sé ni por dónde empezar a hablar de sus muchas virtudes. No sé si es porque son tres, que es un número mágico, o porque vienen de muy lejos subidos en un camello, o porque son muy exóticos, con sus pajes, sus regalos crípticos (mirra, ¿qué **** es la mirra?) y sus coronas llenas de piedras brillantes. Sea como sea, los Reyes son mis favoritos, particularmente Baltasar, que lleva toda la vida sorprendiéndome todos los 6 de enero. Y hoy, Laia nos ha hecho unas coronas de fieltro que se pueden personalizar bordándolas con hilos brillantes o directamente con pegatinas de colores, según lo inspirada que estés. Vete ya de ya a visitarla.

El espíritu de la Navidad

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¿No te apetece pegarle a alguien tu obsesión navideña? ¿No quieres contagiar a algún vecino tu pasión por los arbolitos, las campanas, el espumillón y los bastones de caramelo? Ya me parecía que sí.

Cuando topé con la idea de "You've been elfed!" o "You've been jingled!" no pude evitar entusiasmarme como una niña pequeña. Y es que lo de las amabilidades al azar o anónimas siempre me ha encantado, y esto unía ese concepto con el tema navideño.

Llevo un par de años intentando decidirme, sin saber si la idea tendrá mucho éxito en mi barrio, un poco muerta de vergüenza por si nos pillan... pero se acabó. De este año no pasa y espero que se convierta en una tradición familiar.

¿Ya te he intrigado bastante? ¿Te cuento de una vez en qué consiste?

Pues en hacerles un regalo navideño sorpresa a dos vecinos, sin decirles que lo has hecho tú.


Preparas dos paquetes llenos de cositas navideñas (caramelos, chocolatinas, cascabeles, campanitas...) y los dejas en la puerta de dos vecinos con instrucciones claras: ellos tienen que hacer dos paquetes más y dejárselos a otros dos vecinos, pero tienen que pegarse una tarjeta en la puerta para que los demás vecinos sepan que a ellos ya les han dejado un paquete. Si ellos van siguiendo con el juego, llega un momento en el que todo el edificio, toda la calle o todo el trabajo ya tiene su paquetito y su tarjeta colgada en la puerta.

Es decir, es como un amigo invisible a lo grande.

Y lo mejor de todo es que puedes hacer un paquete lleno de cosas hechas por ti, con muchas ideas de las que ya te hemos dado este año y el año pasado (angelitos con pinzas, un botecito de moco dorado, una campana, una taza con cubretazas, una estrella articulada, una bolsa de palomitas, un turrón de chocolate, un bote para preparar chocolate a la taza, un pastel de manzana...) o con cualquier otra cosa que se te ocurra fabricar en masa una de estas tardes largas y oscuras.

Yo te he preparado una tarjetita con las instrucciones para que puedas imprimirla y empezar ya a repartir espíritu navideño por todas partes. Te animas, ¿no?



Por cierto, tienes las instrucciones para hacer las bolsitas en el blog de Demodé. Si te pasas por ahí, hazme un favor y haznos un like en FB o síguenos en Instagram. Mil gracias.

Muñeco de nieve

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Ari nos trae hoy una manualidad muy chula para hacer con niños. Si no nieva (parece que el frío de verdad no acaba de llegar) y no puedes salir a hacer muñecos de nieve a la calle, puedes improvisar uno con una botella de plástico, lana y un poco de cola blanca. Si además sacas la caja de trastos que tienes guardada (que sé que la tienes) con sus botones, sus palitos de plástico y sus plumas, seguro que te acabas sorprendiendo de lo mucho que este tipo de cosas dan de sí.

Cupcakes Nutella

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Estamos en esa época del año en la que nos encerramos en la cocina siempre que podemos, ¿no? ¿O me pasa solo a mí? Sea como sea, los cupcakes que nos ha preparado Carla sí que valen un paseo por la cocina. Riquísimos, de zanahoria con frosting de Nutella, y decorados con un arbolito navideño que sale de un proyecto de Demodé. ¡Una monada!

Tarjetas bordadas

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El post de hoy de Laia me tiene el corazón robado. Me encanta la mezcla de papel e hilo y creo que pocas cosas son tan sencillas y tan bonitas al mismo tiempo. Corre a ver cómo lo ha hecho y a sacar ideas para hacerlo tú también. Porque además de tarjetas puedes hacer etiquetas para los regalos, por ejemplo, o servilleteros, o bordar el sobre en el que envíes tu próxima carta. Seguro que enseguida se te ocurren un montón de ideas.

Bolsas de carbón de Reyes

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Todos los años me porto un poco mal. No mucho, y es todo premeditado, no te creas, pero lo suficiente para que el día seis de enero por la mañana haya un cuenco o una latita o una bolsa a rebosar de carbón de azúcar.

Los pompones se mueren de la risa cuando ven que hay carbón para mí también, y no me creen cuando les digo que me he portado mal a propósito. Pero es la verdad.

Todos mis defectos, mis ratos de mal humor, mis respuestas salidas de tono... forman parte de un plan maestro para acabar con las existencias de carbón de azúcar en Oriente.

Y es que no me puedo resistir al carbón que se deshace en la boca y te la deja teñida de negro durante horas. El carbón que comes mientras montas Lego o lees las instrucciones de algún aparato o algún juego de mesa y que es la parte principal de tu dieta varios días, mientras juegas sin parar con tus regalos y miras películas ñoñas non-stop intentando no pensar que se acerca, traicionero, el día en el que habrá que volver a la normalidad.

Y para mantener esa ilusión de días largos de juegos, risas, escapadas a buscar pilas y pocos cambios de postura porque sentado en el suelo es como mejor llegas a todos lo que has abierto y esparcido por el comedor, hace unos días me decidí a hacer el carbón yo misma. Que es un poco de trampa, ya, pero forma parte de mis malas obras para recibir más carbón el día de Reyes. Soy maquiavélica.

Hacer carbón es fácil, pero laborioso. Tienes que estar ahí, junto al cazo del almíbar, removiendo sin parar y mirando fijamente el termómetro, o haciendo la prueba de la bolita dura (me encanta ese nombre) hasta que todo esté muy pero que muy caliente. Pero realmente no tiene secreto y es mucho más sencillo de lo que parece.

Te iba a dejar una receta, pero mi amiga Xènia tiene LA receta en su blog y lo explica paso a paso con todo detalle, así que ve a leerlo allí. Ella hizo carbón de colores, pero yo soy muy clásica y lo hago siempre negro, porque me gusta sonreír o sacarle la lengua a alguien cuando tengo la boca llena de carbón.

Lo que sí hice fue unas bolsitas para ponerlo. No sé muy bien por qué, porque dura un suspiro y a estas alturas diría que no queda casi nada. Pero queda más bonito.


Necesitas:

Tela de arpillera o cualquier tela un poco basta y rígida, tijeras, aironfix o cualquier otro plástico adhesivo, pintura para tela o acrílica, pincel, máquina de coser o remalladora.

Corta un pedazo de aironfix y dibuja tu motivo en la parte trasera, la del papel. Ojo, porque si quieres poner texto lo vas a tener que poner del revés. Con una tijera y mucha paciencia, recorta el motivo y deséchalo. Lo que nos importa es tener un pedazo de aironfix con un agujero con la forma del motivo. Esto se llama "reserva".

Corta la arpillera en un rectángulo que se pueda doblar a la mitad y formar una bolsa. Es decir, un rectángulo muy largo. Dóblalo a la mitad y pégale encima el aironfix.

Como la arpillera es una tela muy suelta, con una trama floja y llena de agujeritos, no está de más que por detrás le pongas un plástico, un poco de papel de periódico o incluso papel de cocina, para absorber el exceso y que no traspase.


Ahora pinta con la pintura y el pincel. Puedes usar un pincel de estarcido si te va mejor, pero con un pincel normal sale muy bien si tienes la precaución de pintar siempre desde fuera hacia dentro.

Deja que se seque, retira el aironfix y ya puedes pasar a la máquina de coser.

Yo hice las bolsitas totalmente cerradas, porque me parece que son mucho más divertidas, pero puedes cerrarlas por tres lados (incluido el del pliegue, que ya viene cerrado de serie) y acabar atando el lado abierto con una cinta. Cierres como cierres, acuérdate de poner el carbón dentro primero.

Como la trama de la arpillera es muy flojita y se deshilacha todo, yo cerré las bolsitas con la remalladora. Puedes hacerlo con un zigzag en una máquina normal, o con una costura recta bastante lejos del borde, que luego puedes deshilachar a propósito.

Cose los lados que quieras coser con el estilo que tú quieras y ya está.


Ojo, eso sí, con el carbón y la cantidad de polvo que suelta. Muchas veces, los carbones comerciales vienen envueltos en una bolsita de plástico precisamente por eso. Yo paso de la bolsita de plástico, me encanta que suelten polvo y que vayan dejando rastro, parece carbón mucho más auténtico.

Puedes usar las bolsitas de carbón para repartir espíritu navideño, si quieres. O quedártelas solo para ti. Hacer una para cada miembro de la familia con una lista humorística de las cosas en las que han metido la pata este año... No sé. Cualquier motivo es bueno para comer cantidades ingentes de carbón de azúcar. Solo hay que ser un poquito malo y pensar en ellas.

Estrellas de bórax

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Hace ni se sabe que quiero probar lo que ha hecho hoy Ari :) Estrellitas de bórax para hacer con niños o sin ellos (ya sé que esto de "sin ellos" lo digo a menudo, pero es que me parece muy injusto que los juegos de química sean solo para peques, ¿no?). Pasaos por su blog para ver cómo se hacen estas bellezas. Y recordad que también se pueden hacer con azúcar.

Árbol de galletas

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Qué cosa tan linda y tan resultona que ha hecho Carla hoy, ¿no? Y es que con cortapastas en forma de estrella de varios tamaños (o con uno grande al que le vayas recortando más cada vez) puedes hacer un arbolito por el que se peleará todo el mundo después de la comida de Navidad. ¿Todavía estás aquí? Corre a su blog a ver cómo lo ha hecho.

Marcos de chalk paint

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Laia ha transformado hoy algunos marcos de fotos en divertidas pizarras... ¡para el menú de Navidad, por ejemplo! Una manera barata y fácil de personalizar cualquier cosa que tengas en casa y de darle una nueva vida.

Arbolitos de papel

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Todo lo bueno se acaba, ¿no? Y esta es mi última aportación a las 24 ideas... porque ya se acercan los días de fiesta. Estos días son esos últimos momentos de estrés, de horas que vuelan, de escapadas rápidas a comprar "una última cosa que me he olvidado" y de muchos nervios.

Por eso lo que te traigo hoy es una manualidad fácil y rápida, que tanto te puede servir para entretener a los niños mientras haces los últimos preparativos como para decorar la mesa antes de que lleguen los invitados. (Yo siempre digo eso de los invitados aunque estos días de Navidad no hago ni una sola comida en casa. Pero vamos, siempre puedes llevar los arbolitos para decorar la mesa allá donde te hayan invitado.)

Es muy fácil y si hiciste los cupcakes de Carla, de hecho ya tienes la primera parte hecha, sacada directamente del primer libro de Demodé.

Venga, vamos allá. Coge una hoja de papel cuadrada y verde. Si tu hoja tiene un solo lado verde, como en nuestro caso, deja la parte verde arriba y la blanca abajo. Dobla a la mitad para marcar una cruz en el centro del papel.


Acompaña con los dedos esos pliegues y crea un rombo. Bueno, cuatro rombos cuyos dos lados superiores serán los dobleces en forma de cruz que hemos hecho al principio.


Abre los lados de esos rombos y aplástalos. El lado del rombo tiene que coincidirte con los pliegues que quedan por debajo.


Repite lo mismo con todos los lados.


Corta la parte de abajo.


Haz cortes paralelos en todas las hojas.


Dobla esos cortes hacia abajo, creando poco a poco las ramas de tus árboles.


Ya lo tienes. Bonito, fácil y muy resultón si haces varios de diferentes colores y tamaños.

Infusión de Navidad

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Hay un olor a Navidad. No se puede definir, pero cuando lo hueles tienes clarísimo que así tiene que oler diciembre. Y si encima puedes beberte ese olor navideño... ¿qué más se puede pedir? Que Ari te deje la receta. Corre a su blog para saber qué tomar durante estos días de fiesta.
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